viernes, 31 de marzo de 2017

SEMBLANZA POLITICA






Es la primera mujer gobernadora de la Provincia de Buenos Aires. No es poco. Vive refugiada en una base militar como parte sustancial de la puesta en escena: su condición de mujer desvalida y víctima que se ha internado en un territorio de machos bravíos (los barones del conurbano, peronistas, claro). Papel que sabe  muy bien ejecutar frente a las cámaras de los medios de comunicación apologéticos de su figura, pero también como un mensaje de dos caras: debo protegerme porque enfrentaré mafias, pero no tengo problema en tomar medidas de extrema dureza. Es un caso curioso el de María Eugenia Vidal que vale una mirada detallada.
Como todo lo que emana del gobierno macrista tiene mucho de puesta en escena, de actuación entrenada en los cursos de coaching, es decir un entrenamiento que busca el camino más eficaz para un objetivo determinado. Hay que reconocer que Vidal aprende bien, parece ser un material maleable para los entrenadores. Incluso los cursos de autoestima y la meteórica dieta le hicieron creer que tiene algún atractivo físico y nos sólo eso, sino que empujada por los medios amigos, mucha gente hasta logra ver en ella una mujer atractiva. No obstante, Vidal es por lejos uno de los mejores cuadros políticos del pobre elenco gobernante, y tiene sus virtudes. Una gran capacidad de aprender a actuar frente a las cámaras y de acompañar su discurso con la gestualidad correcta (aunque aún se notan a veces los hilos del coaching en gestos un tanto afectados y con cierta exageración, pero, ya lo dijimos, aprende rápido). Ha comprendido perfectamente el lugar desde donde habla y a quién le habla. No habla desde la política, desde ninguna pertenencia partidaria ni ideológica, tampoco desde el lugar de empresaria o CEO´s como muchos de sus compañeros de partido. Habla desde el lugar de la mujer común que sólo se metió en política por afán de ayuda. Pura bondad y voluntarismo. Forjado su aprendizaje de campaña durante la última elección, supo hablarle a un electorado despolitizado y que desconoce de ideologías aunque las tenga, haciendo una religión del discurso moderado y los buenos modales. El mismo electorado al que intenta dirigirse Sergio Massa.. Sabia elección puesto que constituyen la tan mentada “mayoría silenciosa”. Fueron ellos quienes la llevaron a la gobernación bonaerense.
Así como el Papa Francisco aprendió de Néstor Kirchner su postura irreverente y antiprotocolar como gesto político, hay ciertos ademanes de Vidal que le deben autoría a Cristina Kirchner. La obsesión por la propia eficiencia en su trabajo, la ostentación de memoria y el conocimiento detallado para poder hablar de cualquier tema con soltura y solvencia, o dar discursos coherentes sin leer, la emparientan a ciertas características de la ex presidenta. Pero quizá la más importante coincidencia sea la capacidad para hablar con la mezcla equilibrada de racionalidad y emotividad capaz de cautivar. Lo que en CFK era natural e ideológicamente construido, en Vidal aparece ensayado, entrenado  y como producto del pragmatismo de la publicidad y el marketing, pero no por eso es menos efectivo. Vidal es la única dirigente del oficialismo con la capacidad de ejercer un liderazgo de tipo carismático que la puede llevar a la presidencia.
Algo del universo del carisma hay en Vidal, y lo que le falta se sustituye con capacitación y entrenamiento, con focus group para poder comprender y hablar el idioma de “la gente”. Quizá el mayor exponente de cierta doctrina del gobierno actual: decir todo lo contrario de lo que se hace. Es casi la única que lo hace bien. Cuando habla, mucha gente le cree. Luego está la gestión, los problemas de gestión, la vida real. Pero lo real, se sabe, como en todo producto, es secundario.

No hay comentarios: