miércoles, 4 de abril de 2018

EL SUEÑO MACRISTA DEL FIN DEL SALARIADO


El tan mentado "cambio" es un apuesta ambiciosa y compleja. Busca modificar las relaciones sociales, los valores culturales y la estructura económica de la Argentina. En este sentido, parece necesario preguntarse por qué tipo de trabajo y de trabajador se busca  construir desde el poder gubernamental.
Dejado ya de lado el optimismo sobre la teoría neoliberal propio de los años noventa, en esta nueva etapa de lo que podríamos llamar "posneoliberalismo" ya no se cree en las virtudes del proyecto económico como generador de riqueza que se pueda distribuir socialmente por derrame, sino que sólo se busca el control de los daños a través de la estructura asistencial del estado mientras se enriquecen los tradicionales sectores oligárquicos vinculados a la exportación de materias primas y los grandes pooles financieros transnacionalizados, cuyos CEO´s forman el plantel de gobierno que gestiona el estado.  Es decir, ya no caracterizaría al gobierno macrista como neoliberal sino como un gobierno oligarquico posneoliberal, consciente de que su proyecto económico incluye a un sector de la sociedad y deja afuera otro muy amplio, al cual debe controlar mediante represión, propaganda y asistencialismo para conservar gobernabilidad y continuar con sus negocios.
La promocionada cultura del "emprededurismo" que difunde el gobierno macrista, cuyo ejemplo quizá más extremo sea el desembarco de Uber en la Argentina, es una de las apuestas del gobierno hacia los sectores de población económicamente activa que ya no tendrá lugar como asalariado de empresas privadas ni dentro de la estructura del empleo público. ¿Qué implica para el trabajador el "emprendedurismo"? En primer lugar, al dejar de ser empleado pierde todos los derechos que asisten al trabajador (aguinaldo, vacaciones pagas, obra social, seguro de riesgos del trabajo, salario familiar etc.) derechos mayormente consagrados a partir del primer gobierno peronista, que son claves del mundo sindical y que conforman la cultura del trabajo en argentina desde hace 70 años. Esos servicios sociales  que los sindicatos y el estado brindan a través de aportes de sus trabajadores, es decir a partir de un sistema solidario de recaudación, ahora deberá pagarlos, cuando pueda, a partir de su sólo esfuerzo individual el "nuevo emprendedor" que promueve la cultura macrista. Y si no puede pagarlo será por su propia inapacidad de venderse eficientemente y ser competitivo autoexplotándose.
Una frase que fue quizá el "summun" del noventismo la pronunció Adelina Dalesio de Viola en pleno auge menemista: "Ma´que proletarios... Propietarios". Con esa idea fuerza se intentaba convencer a los trabajadores despedidos de las empresas públicas privatizadas de que era una gran oportunidad para sus vidas pasar a ser "empresarios" y ya no depender de un patrón. Proliferaron así las agencias de remises, los parripollos, los maxikioskos, los todo por dos pesos, las canchas de paddle. Todos negocios producto del desempleo y el dinero de los retiros voluntarios. Casualmente esta semana el Presidente Macri puso en práctica una nueva reglamentación de promoción de retiros voluntarios en el estado. La crisis económica que duró desde 1998 hasta 2004 se llevó puestos los sueños de esos "emprendedores", existiendo hoy, a solo pocos años de ese auge de "propietarios", unos pocos de esos negocios en modo de suprevivenvia y precaridad como son las remiserías.
Hoy una nueva apuesta similar tienta a los destinatarios del desempleo con manejar un auto para Uber o, aquellos con un poco más de capital, poner un local de cerveza artesanal. Los ex trabajadores asalariados pasan a ser "dueños" de sus vidas, empresarios, y su éxito o fracaso dependerá solamente de su capacidad de volverse competitivos. Esto, lógicamente, esconde el pequeño detalle de que no todos están en las mismas condiciones para la competencia en una sociedad signada por la desigualdad de capitales económicos, culturales, sociales y simbólicos. Lo que lleva  a solidificar las desigualdades pero trasladando la responsabilidad a los propios individuos. Los que fracasen, en el esquema macrista, será por su propia incapacidad, su poco espíritu emprendedor, su escasa capacidad de adaptación, etc.. Una suerte de selección natural que premiará a los exitosos, desconociendo los diferentes puntos de partida en términos de capital. Este traslado de responsabilidad a los individuos parte de la creencia (desestimada por todos los estudios de las sociedades de los últimos 150 años) de que la sociedad es una suma de individuos egoístas que se mueven sólo en función de sus intereses. Si así fuera la sociedad sería muy similar al estado de naturaleza del que hablaba Thomas Hobbes. Una guerra de todos contra todos mediada por la competencia comercial, parece ser la sociedad proyectada por el macrismo, y resulta la consecuencia lógics en un contexto así el crecimiento exponencial de la violencia en todas sus formas.
El cambio cultural en el mundo del trabajo que propone el gobierno de Cambiemos, busca borrar todos las seguridades sociales construidas por las luchas de los trabajadores, para introyectar una falsa meritocracia que borra las desigualdades de origen en que los "emprendedores" se lanzan a la competencia, y que siempre otorgará el triunfo a aquellos que arranquen con mayor capital, disfrazando de éxito logrado por el esfuerzo y cierto "don" lo que en realidad es un carrera donde los mas ricos y preparados correrán siempre con amplia ventaja y serán los triunfadores del modelo.
Terminar con las seguridades que brinda el mundo del asalariado (que para los empresarios son costos) es terminar con el asalariado mismo. Cada vez más las grandes empresas se desprenden de las obligaciones sobres sus trabajadores apostando a la tercerización donde empresas de servicios asumen los riesgos de los juicios laborales por el trabajo precarizado. El sueño último del empresariado, ganar dinero con el costo más bajo posible y la cantidad mínima de empelados se cumple en el mundo de la finanzas que es la clave lógica detrás de la cual se constituye el modelo macrista. Por eso la apuesta nunca será por la producción y el empleo.
Se da una reducción de las prestaciones sociales al mínimo posible que permita a los empresarios que dirigen la gestión estatal seguir acumulando más y más capital, el estado interviene para garantizar las ganancias empresarias en detrimento de las mayorías populares, lo hace en su función represiva, educacional, asistencial y de propraganda, proyectando un cambio cultural que afecta la subjetividad de los individuos y pone en crisis todas las certezas éticas en las cuales se funda el estado de derecho.