viernes, 16 de noviembre de 2018

APUNTES SOCIOLÓGICOS PARA VOLVER MEJORES

Durante los catorce años de gobierno peronista (2001-2015) el Estado, como esfera de acción a partir de la cual se desarrolla la política social,  volvió a tener una centralidad inusitada y necesaria para reconstruir la sociedad que había quedado devastada después de la experiencia neoliberal que dominó la década del noventa. Pero es probable que haya existido una contradicción profunda en el funcionamiento estatal durante los catorce años durante los cuales primó el crecimiento económico. Si  bien las intervenciones del Estado tuvieron un poderoso efecto homogenizador, igualador e inclusivo, proveyendo beneficios directos e indirectos a los sectores más necesitados y también a las clases medias que habías sufrido la pauperización neoliberal, no deberíamos descuidar un aspecto menos advertido del tipo de acción estatal que se desarrolló: esto es que ese tipo de funcionamiento estatal produce a la vez efectos individualizantes, puesto que los beneficiarios de los servicios al ser homogenizados y enmarcados en categorías jurídico-administrativas que los hacen portadores de derechos, son privados de su pertenencia concreta a colectivos reales. Cuando se les procura a los individuos ese “paraguas” que es el seguro de asistencia a través de la estructura estatal de forma directa, se los autoriza a la vez a librarse de todas las comunidades y pertenencias posibles empezando por las solidaridades elementales de la vecindad.
Si bien los poderes públicos durante esos años recrearon la protección y el vínculo, lo hicieron en un registro totalmente distinto del de la pertenencia a comunidades concretas. Al establecer regulaciones generales y fundar en ellas derechos objetivos, el Estado ahondó aún más la distancia con los grupos de pertenencia que perdieron su razón de ser como redes proveedoras de protección. Las protecciones sociales directas les permitieron a  los individuos conjurar los riesgos de la anomia social a la vez que liberarse de cualquier pertenencia comunitaria, contribuyendo al desarrollo del individualismo.
Cuando se ve la política social llevada a adelante desde este punto de vista, se comprende mejor el por qué de que sectores que habían sido beneficiados por la política social del peronismo eligieron en 2015 una opción electoral cuya base ideológica está fuertemente fundada en el individualismo y que entiende la sociedad como una competencia de individualidades en el mercado.
No sería justo cargar todas las tintas sobre el desarrolló de una cultura individualista a una acción estatal que se puso en marcha en plena emergencia luego de diciembre de 2001. Pero no se puede negar su colaboración con la ruptura de toda pertenencia comunitaria e identidad colectiva.
La descentralización de la política social llevada adelante por el Estado, y la utilización de organizaciones intermedias de la sociedad civil, de los movimientos sociales, sindicatos, clubes de barrio, puede colaborar a reorganizar el lazo social y comunitario, permitiendo instancias de organización popular que colabore en la llegada de los programas sociales de una manera diferente a cómo se realizó en la última experiencia peronista, para conjurar los riesgos de los procesos individualizantes que pueden favorecer a nuestro adversarios históricos y a la vea debilitar la necesaria solidaridad en la que se funda una sociedad más justa e igualitaria.

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