miércoles, 8 de marzo de 2017

LA NECESIDAD DE UNA LECTURA RACIONAL





La multitudinaria marcha convocada en el día de ayer por la CGT y su bochornoso final, exige una lectura que pueda apartarse de las emociones. Dejar de lado el costado emocional en el cual la canalización del descontento popular con el gobierno de Mauricio Macri encontró un direccionamiento errado. El enojo y el malestar social son evidentes y crecientes, eso es innegable. La excesiva paciencia de los dirigentes cegetistas para con el gobierno, que parecía empezar a agotarse a partir de la masiva marcha, es probable que a partir del final de ayer con los sectores mas combativos del sindicalismo “copando” el palco, se transforme quizá en un nuevo acercamiento entre la dirigencia de la CGT repudiada ayer y el gobierno de la alianza Cambiemos, con el perjuicio que eso traería para los trabajadores en un contexto de despidos, suspensiones y pérdida del poder adquisitivo del salario.
Una lectura racional invita a reflexionar sobre quienes fueron los principales beneficiados con el final caótico de la marcha de ayer y la deslegitimación del triunvirato de la CGT. El movimiento obrero organizado, es la única organización con la capacidad de articular un plan de lucha capaz de paralizar el país y poner de rodillas al gobierno de Mauricio Macri. Si esta organización no encuentra unidad en la acción, sus dirigentes se encuentran deslegitimados y no se resuelven las cuestiones políticas internas, significa un soplo de aire fresco para un gobierno que empezaba asfixiarse.

La excusa de la fecha esconde un problema político que beneficia al gobierno. Si se definía la fecha ayer o se define dentro de una semana, no existe diferencia. El paro ya estaba convocado. El descontento popular excedió a unos dirigentes carentes del carisma y la personalidad que necesita el momento actual, eso quedó claro. En hechos concretos, la cosa no pasó más allá de algunos manotazos y corridas entre algunos sectores de los que sobresalió Camioneros con Pablo Moyano a la cabeza. En otras épocas de la argentina no hubiera sido tan suave el enfrentamiento, por suerte los años de democracia parecen no haber pasado en vano. Y esperemos que esto no sea el inicio de una escalada de internismo radicalizado en el campo popular. Lo cierto es que políticamente el significado es otro. Muestra que a pesar del sufrimiento del pueblo con las políticas neoliberales, aún no existe la unidad de concepción y acción que permita un avance concreto del campo popular. La madurez necesaria para lograr ese avance dependerá de que los dirigentes y los militantes da cada espacio del campo popular, comprendan que el internismo desmesurado y los intereses personales no son el camino que permita un triunfo popular. Necesitamos de un dialogo sincero, del reconocimiento de errores propios y ajenos. El famoso baño de humildad que nos permita reencontrarnos en la lucha conjunta contra un gobierno que se muestra cohesionado y aprovecha cada fisura del campo popular para avanzar. Sino comprendemos eso y nos dejamos llevar por la bronca mal dirigida y los reproches cruzados, un triunfo del campo popular estará cada vez más lejos.

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