lunes, 16 de marzo de 2009

Pensar desde acá

Resulta llamativo. Ayer hablaba con un amigo abogado y él me confesaba la falta de herramientas para pensar el problema del derecho y la justicia en Argentina. Lógicamente, esto se traduce en un inconveniente mayor, la falta de herramientas para pensar lo social en modo general. Quizá el hecho de que en nuestras universidades se formen funcionarios, intelectuales, pero escasa o nulamente pensadores sea una de las claves, una de las tantas que permitan una suerte de genealogía del pensamiento social, o de cierto tipo de producción y reproducción del mismo. Parece que en Argenitna no hay pensadores, hay si profesores, intelectuales. La diferencia puede parecer nimia, pero no lo es. Los pensadores son los generadores de teorías (por ejemplo Foucault. ¿Quién es Foucault? Un pensador francés). ¿Quién es o fue, por ejemplo, Enrique Marí? Un intelectual argentino. Esta sutíl diferencia esconde una situación compleja. Las teorías sobre los social y sus posibilidades de abordaje, sus conceptos y relaciones establecidas se generan fuera de nuestras universidades y luego se importan y reproducen aquí transformándose en recetas desde las cuales se observa la realidad. La pretensión universalista y humanista de la ciencia europea heredera de la Ilustración sigue vigente y sobre todo en los países periféricos en donde funciona como un correlato del poder de las metrópolis centrales. Cuando uno recuerda los esforzados intentos de las Catedras Nacionales, realmente siente emoción. La necesidad de pensar desde acá nuestra realidad, exije la creación de conceptos y categorías acordes a una realidad específica y que, lógicamente, sirvan a esa realidad específica. Es decir, se sitúe por fuera de cualquier pretensión universalista. Nó solo es un tema de conceptos, es también una cuestión de lenguajes y tradiciones, de relecturas históricas. Al brindar una respuesta específica a un problema específico se ofrece una posibilidad de solución a otros contextos más o menos similares, siempre con adaptaciones y reconfiguraciones. Lo inaceptable para las usinas de ideas occidentales (EEUU, Francia, Alemania, Inglaterra) es la posibilidad de recetas propias en los países periféricos. A la luz de los hechos actuales, la situación se presenta propicia para inciar un cambio de escenario. Ofrecernos primero y luego ofrecer soluciones posibles, modelos sociales deseables, con posibilidades de ser exitosos, es decir munidos de cierto pragmatismo pero basados en lo utopico. Ciertamente, casi cualquier cosa puede decirse sobre el peronismo, pero quizá una de las cosas que permanecen veladas tenga que ver con su capacidad de ofrecer soluciones específicas. A veces creo, que lo verdaderamente inaceptable del peronismo fue su capacidad de dar respuestas, su pretensión de crear una cultura, de hecho su creación cultural, su subjetividad específica y compleja, plagada de contradicciones como toda subjetividad capaz de construir poder en el marco de la democracia de masas. Laclau palntea en "La razón populista" que toda operación políticamente exitosa en la sociedad de masas sólo puede responder a una lógica populista sea cual fuere su signo político. En este sentido, creo, el peronismo ofreció también su programa de manera anticipada, en su misma lógica de construcción ofreció una respuesta particular, pensó desde acá.

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