Frente a la vacuidad de los publicistas se
necesitaba una decisión de políticos profesionales. La jugada tiene riesgos,
todas las jugadas posibles lo tendrían en el estado actual de la política
argentina, continental y mundial. También, como toda decisión, puede tener
efectos no deseados. No obstante, destila una gran responsabilidad, y eso sea
quizá lo mejor de todo.
Varios mensajes se desprenden y en múltiples
direcciones. A los peronistas que aún no decidieron donde pararse, digamos los
gobernadores, se les dice “vengan” con un acto de humildad y grandeza. Vengan
que hay lugar para todos y todas y la tarea será ardua, compleja, no sobra
nadie. Se descarta que algunos, ya jugados, no van a venir, pero son una
minoría. Como entre los votantes, entre los gobernadores hay muchos indecisos.
Hacia ellos fue el mensaje.
A los empresarios, “vengan” podemos hacerles
ganar dinero nuevamente, diseñemos un plan, ya lo hicimos antes, les fue bien.
No se les habla con el corazón, sino con el bolsillo, un lenguaje que entienden
mejor.
A las empresas de medios de comunicación, “no
hará falta el periodismo de guerra” la grieta ya no vende, muchachos. Siéntense
a charlar con Alberto, ustedes saben que él sabe escuchar.
A los mercados, “tranquilos” el peronismo es un
león herbívoro. Esta apuesta por la gobernabilidad se podría contar entre los
efectos no deseados. Si los mercados se tranquilizan y aportan una extendida
paz cambiaria, podrían favorecer las chances de una cierta recuperación
electoral del macrismo. Sin embargo, la gobernabilidad es un requisito básico
para llegar al poder con posibilidades de encauzar el rumbo de un país que lo
ha perdido. Aún favoreciendo al adversario, se privilegia la gobernabilidad en
una muestra de responsabilidad inusual en la política argentina. La jugada no
es esencialmente electoral, es política de alto vuelo.
Se imponía la necesidad de un acto de grandeza
y responsabilidad. Poner nuevamente en acción y en valor a los profesionales de
la política es poner en valor a la política misma. Quizá sea también un mensaje
que pueda tomar el gobierno, poner a trabajar a los políticos y desplazar a los
publicistas y aventureros. ¿Alguien duda a esta altura que el gobierno de
Cambiemos funciona mejor cuando predominan Frigerio o Monzó sobre Marcos Peña o
Duran Barba? O sea, cuando se hace política en serio.
La publicidad es fugaz, la política es duradera. 70 años de peronismo así lo demuestran.
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