sábado, 14 de febrero de 2009

Digresión sobre mi identidad política

Aún me suele pasar, que cuando me acerco a la militancia genero una cierta incomodidad. Para los peronistas soy "demasiado marxista", para los marxistas, en cambio soy lo que llaman despectívamente un "peronio", en fin... Cuestiones de etiquetas o quizá de un pensamiento oscilante, nunca quieto, simpre sujeto a la variación y al entorno. Recuerdo situaciones puntuales: 2002, Gobierna el cabezón con su estilo autoproclamado de piloto de tormenta. Ni noticias del kirchnerismo aún. Suponía yo que al gobierno de Duhalde había que correrlo bien por izquierda, desgastarlo desde ahí, de manera que profesaba una crítica marxista quizá excesiva que me alejaba de las posturas de amigos peronistas. Luego, advenimiento de Kirchner, reflota en mí una identidad que estaba agazapada, un peronismo latente que esperaba su oportunidad (lógicamente, para ciertos amigos de izquierda viré a la derecha). Supongo, que para que la identidad resurgiera de su profundidad remota con una fuerza inusitada, necesitaba algo que la entusiasmara después de las traiciones sucesivas y los desmembramientos del movimiento. Así ahora, con ganas de hacer cosas, recuperar cierto tiempo perdido. Como digo, el peronismo es un tipo de sensibilidad, por momentos más pasional que racional (ninguna valoración gradual en esta aparente dicotomía). Y así ahora, quizá más peronista que nunca o quiza nunca había sido peronista. No sé, permítanmé la duda y la contradicción...

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